"Han sido clausuradas las
avenidas de mi mente, y sus calles han sido violentamente tomadas. Se
han cortado los caminos que entrelazaban mis ideas, y derribados han
sido los edificios donde se atesoraban los sueños de todos quienes
habitan mi sien.
La policía de esta ciudad ha destruido la esperanza de sus pobladores. “Del más débil, el protector”, solían decir. Del más fuerte, el protector; del más débil, el abusador. Del más ingenuo, el desolador. Del más honesto, el corruptor.
Los gobernantes de esta ciudad han robado la inocencia de sus electores. Se han hecho ricos a costa de la incansable labor de sus trabajadores. Los sacerdotes de esta ciudad han engañado a sus feligreses, tal como Judas engañó a Satanás y como Jesús engañó a sus dos mil años después de sí mismo.
Y ya no quedan lugares libres donde pueda sentarme a leer tranquilo.
Y ya no quedan espacios tras las rejas de esta gran jaula para que mis creaciones revoloteen alegremente y se conozcan entre ellas.
Ya no quedan lugares libres en las avenidas de mi mente. Ya no hay libertad en las calles de mi imaginación. Mis ideas ya no saben de crear lazos entre ellas, y los edificios son una gran lápida donde mis difuntos sueños no descansan en paz.
Y en esta ciudad del caos todo hiede a muerte. Todo huele a violencia. Todo huele a destrucción, abuso, desolación, corrupción, robo y engaño.
Y es en esta ciudad del caos donde decido retirarme para no volver a poner un pie sobre ella.
No hasta que las alamedas de mi mente vuelvan a abrirse para que por ahí camine el hombre libre."
La policía de esta ciudad ha destruido la esperanza de sus pobladores. “Del más débil, el protector”, solían decir. Del más fuerte, el protector; del más débil, el abusador. Del más ingenuo, el desolador. Del más honesto, el corruptor.
Los gobernantes de esta ciudad han robado la inocencia de sus electores. Se han hecho ricos a costa de la incansable labor de sus trabajadores. Los sacerdotes de esta ciudad han engañado a sus feligreses, tal como Judas engañó a Satanás y como Jesús engañó a sus dos mil años después de sí mismo.
Y ya no quedan lugares libres donde pueda sentarme a leer tranquilo.
Y ya no quedan espacios tras las rejas de esta gran jaula para que mis creaciones revoloteen alegremente y se conozcan entre ellas.
Ya no quedan lugares libres en las avenidas de mi mente. Ya no hay libertad en las calles de mi imaginación. Mis ideas ya no saben de crear lazos entre ellas, y los edificios son una gran lápida donde mis difuntos sueños no descansan en paz.
Y en esta ciudad del caos todo hiede a muerte. Todo huele a violencia. Todo huele a destrucción, abuso, desolación, corrupción, robo y engaño.
Y es en esta ciudad del caos donde decido retirarme para no volver a poner un pie sobre ella.
No hasta que las alamedas de mi mente vuelvan a abrirse para que por ahí camine el hombre libre."